Nuevo León ha registrado un desempeño excepcional en materia de empleo durante el segundo trimestre del año, alcanzando una tasa de ocupación del 97.4 por ciento. Este porcentaje, que representa la proporción de la Población Económicamente Activa (PEA) con empleo, es el más alto desde que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) comenzó a publicar la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo en 2005.
Además, la tasa de informalidad en la entidad se redujo al 35.4 por ciento, la más baja desde el primer trimestre de 2018 y la quinta más baja en la historia del estado. Según expertos, este logro puede atribuirse a la relocalización de empresas, conocida como “nearshoring”, y al desarrollo de proyectos del sector público, particularmente en infraestructura de transporte.
El Inegi reportó que en el segundo trimestre de este año, Nuevo León contó con 2 millones 934 mil 325 personas ocupadas, lo que supone un aumento de 35 mil 193 personas respecto al primer trimestre del año y 135 mil 549 más en comparación con el mismo periodo del año anterior. Como resultado, el estado no solo logró la tasa de desempleo más baja desde 2005, con un nivel del 2.6 por ciento, sino que también tuvo el menor número absoluto de personas desempleadas, totalizando 78 mil 264.
Jorge Moreno, catedrático e investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), explicó que “la alta tasa de formalidad es un resultado del sólido mercado laboral de la región, consolidado gracias a la recuperación económica post-pandemia, el fenómeno de relocalización industrial y comercial, y la fuerte inversión pública en infraestructura”. Moreno destacó que estos factores han generado más empleo y mejores condiciones laborales, promoviendo la formalización de trabajadores anteriormente en la economía informal.
No obstante, Moreno también advirtió sobre posibles desafíos futuros. “La capacidad del Estado para mantener estos números positivos es incierta en el corto y mediano plazo, debido a diversas fuentes de incertidumbre tanto nacionales como internacionales que afectan los incentivos para la inversión”. Entre estas fuentes de incertidumbre, mencionó las reformas discutidas a nivel federal y las políticas comerciales de Estados Unidos que podrían afectar el nearshoring.
Moreno concluyó subrayando las dificultades económicas que enfrenta la región, como la deuda pública estatal, la cual podría estar llegando al límite de su capacidad de emisión y renegociación. A pesar de estos retos, los indicadores actuales reflejan un periodo de estabilidad y crecimiento económico para Nuevo León, con un mercado laboral robusto que ha beneficiado tanto a empleados como a empleadores en la región.
