Hace 36 años, en la madrugada del 15 de septiembre de 1988, Nuevo León vivió uno de los episodios más devastadores en su historia reciente. El huracán Gilberto, conocido como “El huracán del siglo XX”, tocó tierra en las costas de Tamaulipas y dejó una marca imborrable en la región regiomontana.
Gilberto, un huracán de categoría 5, se formó en el Atlántico y avanzó con una fuerza y velocidad que pocos podrían haber anticipado. Su impacto inicial en Tamaulipas fue desastroso, pero su influencia no se detuvo allí. La tormenta se dirigió hacia el interior del país, afectando severamente a Nuevo León y, especialmente, al área metropolitana de Monterrey.
La madrugada del 15 de septiembre trajo consigo lluvias torrenciales que se intensificaron a lo largo del día. Las precipitaciones acumuladas en cuestión de horas desbordaron ríos y arroyos, provocando inundaciones masivas que arrasaron con calles, viviendas y comunidades enteras.
La magnitud del desastre fue alarmante, pues más de 300 mil personas resultaron damnificadas, aunque se cree que el número real pudo haber sido aún mayor. El impacto humano y material fue devastador: se reportaron de manera oficial alrededor de 200 víctimas fatales, el caso más recordado fue el de las 150 personas que perdieron la vida en cinco autobuses mientras cruzaban el río Santa Catarina; seis policías murieron al intentar rescatar a los pasajeros varados en los mismos.
Los testimonios de quienes vivieron la tormenta describen las horas de angustia como ‘infernales’, con familias enfrentando la pérdida de su patrimonio y la desaparición de seres queridos. La respuesta de las autoridades locales y de los organismos de ayuda fue crucial en la emergencia, enfrentando condiciones extremas para brindar asistencia y rescatar a los afectados.
Los juegos Manzo estuvieron unidos a la historia de Monterrey durante la segunda mitad del Siglo XX. Pero desafortunadamente, el ‘Gilberto’ no perdonó, al llegar el huracán a la ciudad, este ocasionó que el río Santa Catarina alcanzara su máximo nivel arrasando con todo a su paso. Tal fue la fuerza de la corriente de agua que se llevó a los juegos mecánicos Manzo que se encontraban instalados bajo el puente del Papa. Todos recordamos esa icónica fotografía donde se ven los juegos Manzo cuando estaban a punto de ser arrastrados por la corriente del Río Santa Catarina durante el Huracán Gilberto, tanto que de los 50 juegos que había solo se salvaron dos.
(Fuente: posta.com.mx)
