En la década de 1940, el restaurante El Álamo en Santiago, Nuevo León, se hizo famoso por una peculiar atracción: un oso que tomaba cerveza y coca cola. Este restaurante, propiedad de Alfonso Salazar, se convirtió en un popular punto de encuentro para los regiomontanos que acudían a convivir y divertirse cada fin de semana.
El Origen del Restaurante
En 1930, Alfonso Salazar adquirió un terreno junto a la carretera nacional en la Congregación San Pedro de los Salazar, Santiago, Nuevo León. El restaurante estaba al lado de un gran álamo, que se convirtió en un punto de referencia para los visitantes de la zona. Con el tiempo, el establecimiento fue conocido como «El Álamo».
El negocio creció significativamente, llegando a contar con una gasolinera, panadería, carnicería, molienda de caña, mueblería, un balneario, terraza para eventos sociales y paseos en caballos. Sin embargo, la atracción principal era un pequeño zoológico que alojaba a un oso negro conocido como “Chicho”, quien se hizo famoso por saber tomar coca cola y cerveza.
La Popularidad de «Chicho»
Rápidamente, la noticia de esta inusual atracción se extendió, y pronto incluso los camiones de pasajeros que pasaban por la carretera se detenían para que los viajeros pudieran fotografiarse con “Chicho”. El oso, delgado y de unos 130 cm de largo, pesaba entre 100 y 120 kilos.
Trabajadores del restaurante contaron que en una ocasión, “Chicho” escapó hacia la sierra de Santiago. A pesar de semanas de intensa búsqueda, no lograron encontrarlo. Sin embargo, cuando ya habían perdido la esperanza, el oso regresó por su propia cuenta.
Reflexiones Actuales
Aunque en ese entonces el comportamiento del oso se tomaba con gracia, actualmente muchas personas consideran que pudo haberse tratado de un caso de maltrato animal, ya que hoy en día existen leyes que protegen la integridad de todas las especies, leyes que no existían en aquellos años.
Una Era que Pasó
El restaurante también era popular por otras amenidades como el balneario, y los visitantes coincidían en que era un sitio ideal para relajarse y conectar con la naturaleza. Sin embargo, en 1990, un huracán arrasó con las instalaciones, lo que marcó el inicio del declive del restaurante y de los negocios aledaños.
Algunos terrenos, como el balneario, fueron vendidos a particulares y actualmente lucen abandonados. Hoy, solo quedan fotografías como testimonio de lo que un día fue este lugar emblemático.
(Fuente: mvsnoticias.com)