Hortencia Camacho Cervantes, cronista del municipio de Anáhuac, Nuevo León, ha revelado que la rápida transformación de Nuevo León en un estado fronterizo se debió a intereses políticos durante el gobierno de Porfirio Díaz. Según Camacho, esta decisión fue parte de un plan estratégico para consolidar el control del porfiriato en la región.
En una reciente conferencia, Camacho, autora del libro Fundaciones y asentamientos en Nuevo León, siglos XVIII y XIX: cuatro villas en el norte, explicó que durante el siglo XIX, el noreste de México se convirtió en un refugio para diversas tribus indígenas, incluyendo apaches y comanches. Con el tiempo, la región también vio el surgimiento de cacicazgos regionales liderados por figuras como Francisco Naranjo y Jerónimo Treviño.
Fue en este contexto que Bernardo Reyes, un joven militar cercano al régimen de Porfirio Díaz, asumió la gobernatura de Nuevo León en 1889 con el objetivo de implementar un proyecto que alineara al estado con los intereses del porfiriato. «Es muy curioso en el documento ‘es necesarísimo que Nuevo León sea fronterizo’, porque Nuevo León tenía mucha gente del centro y del sur escapando de la persecución política», señaló Camacho. Este flujo de personas creó un corredor desde Matamoros hasta Ciudad Juárez, donde se concentraban opositores al régimen porfirista.
La propuesta de hacer a Nuevo León un estado fronterizo respondía también a cuestiones estratégicas, ya que Texas solo tenía convenios de extradición con ciudades colindantes. Al no poder avanzar con este plan en Tamaulipas, Bernardo Reyes organizó un Congreso de Arbitramiento, que incluyó la participación de los gobernadores de Nuevo León y Coahuila, así como representantes estatales y federales.
«Durante el proceso, se estableció una nueva línea fronteriza, y Candela fue cedida permanentemente a Coahuila, junto con otros territorios, a cambio de un tramo de 14.4 kilómetros a lo largo del río Bravo», explicó Camacho Cervantes. Este ajuste territorial permitió a Nuevo León tener una salida directa al río Bravo, un movimiento clave para reforzar su estatus fronterizo.
Lo que más sorprende, según Camacho, es la rapidez con la que se aprobaron todos los decretos necesarios, tanto a nivel local como federal. «Los decretos otorgaron al Ejecutivo estatal las facultades para promover los cambios necesarios y crear una villa en la orilla del río Bravo», concluyó.
Esta conferencia arroja nueva luz sobre los procesos históricos que llevaron a Nuevo León a convertirse en un estado fronterizo y demuestra cómo las decisiones políticas de la época estuvieron profundamente influenciadas por las necesidades estratégicas del porfiriato.
